Sexenios de Investigación: Cuando las cosas se hacen mal… siempre se pueden hacer peor.

Acabo de recibir un correo, éste me remite a una web, y ésta me remite a un link del BOE.

Tras todo el periplo (que incluye buscar una contraseña que no tienes) nos dicen que los que hayamos pedido un sexenio vamos a tener que esperar un poco más. Los sexenios se piden al acabar un año natural y según la norma que los regula deben resolverse en 6 meses.

Si tienes sexenio das 32 créditos, sin sexenio das 24. La administración se ha colapsado porque  un 25% más de lo previsto ha pedido un sexenio. Así lo indican en el propio documento del BOE.

Y ¿qué esperaban? ¿quien hizo las previsiones?

Ellos mismos han convertido el sexenio en «el» patrón de referencia. Sin sexenio no eres nadie, con sexenio lo eres todo. Normal que más pidan sexenio.

Pero este es sólo el último paso en falso de un camino mucho más viejo.

Porque, ¿qué es un sexenio?

Hace alrededor de 30 años la LRU dio la oportunidad a las Universidades de buscar financiación para sus actividades por la vía de autorizar los denominados «convenios». Mediante ellos un profesor de universidad puede firmar contratos de investigación con empresas. Para incentivar dicha acción, los profesores podían recibir una «compensación económica» con cargo a dichos convenios.
Este tipo de acción tuvo mucho éxito entre los ingenieros y menos éxito entre los filósofos y los científicos puros.
Unos años después (hará como 20) los científicos puros se quejaron de que sus colegas más «prácticos» ganaban un plus por trabajar, y que ellos trabajaban pero en otras cosas. Como además el poder adquisitivo de los funcionarios se había deteriorado en aquella época se inventaron los «sexenios de investigación».
La mayor parte de los ingenieros pasaron del invento, porque no servía para nada más que para conseguir dinero (miseria pero dinero). «Y yo trabajo por dinero, pero por dinero no trabajo».

Por otro lado solicitar el sexenio es voluntario.
Pasaron los años y aquel esquema para pagar a los filósofos, se convirtió en un medible de producción científica en este país, y más tarde en el único medible.
Ministros y periolistos se dedican a insultar como vagos e improductivos a los que no tienen sexenios.
Pero las cosas siempre pueden ir a peor.
El ministro Wert, asesorado por gente que debe saber menos que él, se sacó de la manga el año pasado el «Decreto Wert».

El objeto del decreto era producir ahorros en la Universidad Española, por la vía de exigir que los profesores impartan más docencia reglada. Está bien pensado en estos años de crisis. Desconozco (y supongo que el ministro también) cuanto se ha ahorrado. Daría algo que nada o menos que nada.

El famos decreto Wert indicaba que carga docente exigible (en el futuro) se vería definida por la producción científica (en el pasado remoto). Y como este país no tiene modo de medir la producción científica se cogió el sexenio, único dogma de la Universidad Española.

Así que gente que nunca quiso tener un sexenio ahora lo quiere tener. Pero como el sexenio además de para dar menos clases sirve para cobrar más, pues ahora tendrán un gasto suplementario del orden de los 5 millones de euros anuales.

Inteligente el Señor Wert.

Y lo peor de todo es que la «docencia» sigue siendo carga, mientras que la «investigación» es producción.




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