Dirección por Objetivos o “Dime cómo me mides y te diré como trabajo”

Hablaba el otro día con un amigo, algo mayor y un poco rojo, sobre (atención: novedad) la crisis.
Este hombre con la sabiduría que dan los años y el escuchar, decía que para él uno de los motivos de la crisis era lo que nosotros (los de organización de empresas) denominamos “dirección por objetivos”. El hombre no es alto ejecutivo, más bien es simplemente párroco en una parroquia pequeña y vieja.

Según su punto de vista (que comparto) uno de los graves problemas es que en un momento dado hemos dejado de hacer lo que debíamos y hemos pasado a hacer lo que nos mandaban: “cumplir objetivos”. Y así los directores de banco han prestado dinero para cumplir objetivos, los profesores hemos hecho lo que nos decían que hiciéramos aunque supiéramos que no servía para nada, los médicos han decidido protegerse de las denuncias con pruebas y más pruebas inútiles, los científicos hemos publicado más y más papers absurdos…
Efectivamente algo de eso hay. Pero yo doblo la apuesta.

Esa dirección por objetivos es perversa, no sólo desde un punto de vista moral. Es que además es objetivamente absurda pues parte de dos supuestos falsos.
a) Que el que pone los objetivos sabe lo que se hace, y b)que un sistema en el que todos los elementos persiguen el mismo objetivo alcanza dicho objetivo.
Sobre lo primero a las pruebas me remito. Si todos los jefes supieran donde íbamos, o tenían mala fe o eran estupidos.
Sobre lo segundo: si todas las neuronas de nuestro cerebro se alinearan tendríamos epilepsia.

Veremos como acaba lo de Bolonia. Tiene todos los ingredientes para convertirse en una epilepsia más. Un montón de gente dispuesta a seguir el grito del orate de delante, todos perfectamente coordinados. Todos sabiendo que “hacemos lo que podemos con los medios que nos dan”




Comments are closed.