El valor

El concepto de valor es un debate bastante antiguo, y supongo que lo seguirá siendo durante mucho tiempo.

Según una versión clásica el valor puede ser de uso, de estima o de cambio. El valor de cambio es el asociado a las fluctuaciones de precio fundamentalmente. El valor de estima (ya sea por el producto en sí mismo, o por quien, cuándo o dónde fue fabricado) es otra fuente de valor.

Por último el valor de uso es el asociado a la logística y las operaciones. El valor de uso puede ir ligado al tiempo, al lugar o a la forma. La forma la dan los procesos de fabricación, el lugar lo dan los procesos de transporte, mientras que el tiempo lo dan los procesos de almacenamiento.

Aunque lo mejor sobre valor que he oído recientemente lo escribí aquí lo traigo aquí de una manera más formal.

Durante siglos el valor se ha asignado al producto (y en ocasiones a su producción). El valor estaba en los atributos del producto. El producto exigía comprar materias primas, procesarlas, almacenarlas y transportarlas para que el cliente la recogiera, momento en el cual pagaba por el “valor” que adquiría. Ciertamente sabemos que eso no es así. El valor de un perfume lo obtenemos cuando nos ponemos el perfume, e incluso después.

La teoría del Valor en Uso indica que el valor no está intrínsecamente en el producto o servicio.

Según esta teoría el valor se crea (o se destruye) en el proceso de uso, a través de los siguientes tres procesos: Uso del Producto/Servicio; Relación con la Empresa y Relación con nuestros pares.

Dichos tres procesos combinadamente nos dan una cierta Satisfacción (que es el valor). Si la satisfacción es suficiente, conducirá a un cierto Comportamiento por parte del cliente. Y dicho comportamiento será suficientemente valido para la empresa generadora de valor si le reporta dinero (ahora o en el futuro), prestigio, o lo que quiera que sea lo que la “empresa” quiere conseguir.




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